Los pueblos siempre son un marco insuperable para cualquier reportaje de fotos. Pero si encima el pueblo forma parte de la vida de Endika y Erika entonces el circulo es perfecto. Una preboda entre trigales, fardos y bolos. Una preboda con mucho sabor a campo.
Gorka y Nerea se casaron en un día que solo se pude definir de una manera, perfecto. En Vitoria acertar con un día radiante es casi más dificil que ganar la lotería. El caso es que el día amaneció sano, con una prciosa luz, y unas bienvenidas nubes de algodón. Una boda con mucha luz.
Alicia y Roberto no se casan, ¿y qué? ¿Acaso hace falta casarse para sacarse una bonitas fotos de recuerdo? La vida pasa muy rápido, y cualquier momento es bueno para parar el tiempo en una determinada etapa de tu vida. Un dulce reportaje a las orillas del Támesis en Londres.
Los pueblos abandonados siempre tienen un misterioso magnetismo que nos atrae y nos hace resurgir el adolescente explorador que todos llevamos dentro. En esta preboda, el telón de fondo fue Cívica un curioso pueblo abandonado de la provincia de Guadalajara.
Una tarde de verano elegante y una granja llena de rincones, ¿se pude pedir más para una preboda? Así comenzaba la preboda de iñaki y Esti. Entre cuadras y fardos de paja pasamos una divertida tarde que terminó dando cuenta de un exquisito queso casero. Una preboda perfecta.
Con una temperatura que no es muy habitual a mediados de Mayo, la cosa empezaba con muy buen pie en una pequeña plaza de Galdakao. Un atardecer de película, un acantilado y una pareja con ganas de pasarselo bien. Buenos ingredientes para una preboda.
No todas las bodas son iguales, eso está claro. Las hay de día, de noche, clasicas, modernas y las hay especiales, esta boda es de esas. Sería muy difícil recordar desde hace cuanto conozco a Gontzal, pero seguramente más de 20 años. Una boda muy especial.
Aunque el tiempo amenazaba con no darnos ni un segundo de tregua, al final una dulce luz de otoño nos sonrió para poder disfrutar de otra jornada de preboda
Un pueblo que ni aparece en el GPS, un atardecer de ensueño y una pareja son los ingredientes que se necesitan para una boda de cuento.
Con alerta naranja y mis dos cámaras al hombro la tarde se presentaba divertida para una preboda en El Retiro de Madrid.
