Qué tendrá el otoño que enamora, ¿sus tonos ocres? ¿sus rayos cálidos, cuando el ambiente es frío? ¿la nostalgia de que se va el verano y viene el invierno? Sea como fuere, personalmente es una época que me vuelve loco para sacar fotos, el campo se convierte en el mejor de los fondos posibles y la luz es de un color irrepetible el resto del año.
Así que ni cortos ni perezosos, nos fuimos al rincón de toda la llanada alavesa donde la luz es aún más mágica y bonita, el castillo de Gebara. Un rincón que vuelve loco a quienes, como yo, lo conocemos desde hace muchos años y a quienes lo conocen por primera vez. Despedir el día desde la cima de esa colina es casi mítico. El pantano de Ullibarri-Gamboa al fondo, Zaldiaran a babor y la sierra de Elguea a estribor, un mosaico único.
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