Una vez más este es el claro ejemplo de que las prebodas son una oportunidad única para conocerse y una experiencia que siempre deja buen sabor de boca Angelica y Alberto me esperaban frente a la iglesia donde se casarán el próximo septiembre en Galdakao.
Con una temperatura que no es muy habitual a mediados de Mayo, la cosa empezaba con muy buen pie. Ellos me propusieron acercarnos a la playa de Barrika y yo como no podía ser de otra manera encantado de la vida. La idea inicial era bajas hasta la playa pero la marea no nos lo iba a permitir, ya que daban marea alta para última hora de la tarde. Bueno, el caso es que solo con la escalinata de bajada nos bastó y nos sobró para echar la tarde buscando rincones, el día estaba precioso y se presagiaba un atardecer de película.
Angelica y Alberto, como es normal, me decían: «Ay qué verguenza» yo nunca me he hecho fotos así…, yo no podía decirles más que a última hora del día me comentasen si seguían teniendo la misma verguenza. ¿Y qué imagináis que pasó? pues que ambos disfrutaron del atardecer sentados en un acantilado sin importarles lo más mínimo que yo estuviese a pocos palmos de ellos sacando fotos, yo ya había desaparecido para ellos. La magia de la preboda.
¿No os lo creeis?, pues mirad, mirad…
2 Comments
Que bonito reportaje!!!, me gusta como buscas la luz!!!… y que paisajes más espectaculares.
Muchas gracias por pasarte Miguel!