Levantarse a las 5 de la mañana para irse de postboda y llegar a tiempo para ver salir el sol desde la ermita de Santa Katalina en Mundaka, es sin duda de novios valientes. Juankar está también atrapado en esto de la fotografía y sabe bien de la importancia de la luz y de como los amaneceres y atardeceres son los que proporcionan una luz más dulce y fotografiable.
Así que con todos los bártulos a cuestas llegamos a la ermita a eso de las 6 de la mañana justo a tiempo para ver desperezarse al sol entre las nubes que reposaban en el horizonte. En este caso, dios si que ayudó a los que madrugamos ya que nos regaló un día espléndido. Y no solo eso, sino que al ser fiestas del pueblo no había ni un alma, ni en la ermita ni en el puerto de Mundaka donde también sacamos unas cuantas fotos.
Por último nos remojamos los pies en la playa de Sukarrieta para sacar las últimas fotos antes de que es sol comenzara a elevarse por encima de lo aceptable. Así que para las 10 estábamos de vuelta con el trabajo hecho, ventajas de madrugar.
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