Gorka y Nerea se casaron en un día que solo se pude definir de una manera, perfecto. En Vitoria el tiempo el día de la boda es un factor bastante determinante ya que acertar con un día radiante es casi más difícil que ganar la lotería. El caso es que el día amaneció sano, con una preciosa luz, y unas bienvenidas nubes de algodón que decoraban el cielo. Lo novios radiaban felicidad, y yo, no os hacéis una idea, era un día para sacarle chispas a la cámara.
La pequeña Izaro miraba todo con sorpresa e inquietud a partes iguales, veía que hoy sus padres se preparaban de otra manera, que había mucho revuelo a su alrededor. La verdad es que tiene que ser curioso saber que se le pasa a un niño tan pequeño el día de la boda de sus padres. Juntos los tres, si, los tres, se dieron el si quiero. Izaro no podía perderse ese momento tan especial y Gorka puede decir que será de los poco hombres que le han puesto el anillo dos mujeres a la vez.
El reportaje, pues que os puedo decir yo, disfruté como un enano ya que el día era para sacar fotos hasta con el móvil. Rincón a rincón fuimos pateando Ataria capturando momentos, para finalmente terminar en el Canciller Ayala donde los invitados recibieron como se merece a los novios. Un gran día que una vez más compartí con mis compañeros de fatigas Marta y Mikel que hicieron que no se escapase ni un solo detalle de la boda de Gorka y Nerea.
2 Comments
Un trabajo excelente. Me encanta. La fusión perfecta del arte con la realidad
Muchas gracias Vanessa!